Una noche muy esperada se encuentran dos mejores amigos, él la acompaña a salir un momento pero se va su compañera muy angustiada buscando una salida donde quiere ayuda, (sin saber) él muy preocupado pensado que quiere que la ayude su "amor plátonico" se diríge hacia ella preguntando con lentitud: ¿Qué te pasa? ¿Porqué estas así? Ella respondió con sequedad: Nada. Sutilmente dá la espalda y se va.
El amigo muy preocupado por si su compañera le faltaba algo, preparado la persigue. Minutos después la pierde de vista, decepcionado se va a su casa con un remordimiento no muy bueno. Cuando llega a su hogar pierde la satisfacción de ser el mejor día, no puede dormir pensando en lo que le paso esa noche...
El sol asomado en su ventana parpadea y ve el reloj, directamente se va al baño mientras se duchaba pensó: Necesita ayuda pero... ¿Porqué no acepta la mía? Sé que quién le atrae no le tiene importancia y quiero darle mi ayuda, ¡Le daré mi ayuda!
El reloj llego a dar una hora pasada, llegó a la casa de ella y consigo lleva un gran peluche con una carta, al entrar abrazó a su amiga y le rogó que empezara a desahogarse en sus hombros, en segundos cayó en sus brazos desmayada la cargó consigo hacia el carro yendo al hospital.
El reloj cantó horas después, él recibe una noticia no esperada pensaba que le sucedía un problema... Pero su problema era su enfermedad, tiene cáncer. No lo podía creer, saliendo lágrimas de sus ojos le decía a su compañera de la vida: lee la carta, dándosela en sus palmas ella le ve sin todavia abrir.Él dice: si, si tanto tiempo te pensé, tanto tiempo te esperé, tanto tiempo dudé en decirte todo lo que siento, pienso que deberías ganar alguien mejor que yo, porque vales una en un millón, lamento que el que tanto soñabas no haya abierto esa puerta y decirte lo que siente, aunque no sienta nada. Directamente le da un abrazo muy fuerte y suavemente le dice susurrando al oído: te quiero...
No muy lejos de dos semanas el amigo se encontraba cuidando de ella sin pensar que faltaba poco para su momento de partida, cada día que se despertaba le abría la mañana con unas palabras demostrando su cariño y aprecio.
Un día no salió el sol, las nubes tristes, el viento no se sentía, los pájaros no se oyen, las personas no salían, había llegado su momento, en horas de la madrugada se había marchado, el sintió que sus besos aún quedaron marcados. Sintió, que fue un idiota en no decirle eso hace mucho, sintió que una parte de su vida se había ido, sintió que ya no era nada.
Pero por un momento pensó, está en un lugar mejor, sé que esa niñez, esos días, esas palabras, esos consejos, esa presencia aún seguía intacta, dijo que ese será su último amor pero recordó lo que le prometió. Prometió casarse con una mujer hermosa, ser feliz con ella y tener una familia. Cada mes visitaba su lugar dejando un girasol, la planta que a ella le encantaba.
5 Años luego se encontró con una chica muy parecida a su compañera, tuvieron una charla muy extendida.
Meses después este se casó con aquella chica que lo cautivó. Tuvieron una hija y le pusieron como nombre Valentina, el nombre de su mejor amiga y su inolvidable amor, cada ves que llama a Valentina se recuerda de esos besos y caricias que marcaron su alma. Valentina es recordada como las olas de la playa chocando con las rocas, como el viento que está consigo en un día caluroso, como las fotos que dejan mensajes en sí mismas y como ese amor que cuido y recuerda hoy en día.